La catedral de la capital hispalense surgió sobre el emplazamiento de
la antigua mezquita mayor de la ciudad. Y es actualmente, una de mas grandes e
importantes de España. Ya en su día uno de los canónigos responsables de su
edificación dijera en su día "hagamos un templo tan grande que los que la
vieren acabada nos tengan por locos"
No sabemos si finalmente los tomaron por locos o no, pero el
resultado fue la construcción del mayor templo gótico del mundo y el tercero
más grande de la cristiandad, tras la Basílica de San Pedro en el Vaticano y la
Catedral de San Pablo en Londres.
La Catedral de Sevilla por su ubicación y su historia no es solamente
un espacio arquitectónico para visitar sino que está cargado de detalles,
curiosidades y leyendas...
La tumba de Colón
Junto a la entrada por la puerta de San Cristóbal, el visitante de la
Catedral de Sevilla se topará con el monumento funerario a Colón. En este lugar
descansan los restos del insigne marino que descubriera "las indias"
un 12 de octubre de 1492. En un principio este monumento funerario estaba
destinado a la Catedral de la Habana donde se encontraban los restos de Colón,
pero debido a la independencia de Cuba en 1898. Se trasladaron los restos y se
realizó el monumento para albergarlo en la Catedral de Sevilla. En la
inscripción dice así "Cuando la isla de Cuba se emancipó de la madre
España. Sevilla obtuvo el depósito de los restos de Colón".
Los cuatro porteadores del féretro representan a los reinos de
Castilla, León, Navarra y Aragón y dicen que tocarles los pies da suerte, por
ello les veréis los zapatos tan brillantes.
La Inmaculada
Macarena
En la nave del Crucero de la Catedral de Sevilla encontraréis una de
las pinturas más modernas del templo, realizadas en la década de los cincuenta
del siglo pasado y que conmemora el centenario de la proclamación del Dogma de
fe de la Inmaculada. Si os fijáis detenidamente en la imagen de la Inmaculada
podréis comprobar que tiene el rostro de Virgen sevillana más conocida, la
Virgen de la Macarena.
Puerta del Lagarto
La puerta situada a la derecha de la Giralda es conocida como la
Puerta del Lagarto. Mirando hacia el techo se puede observar un cocodrilo
colgado junto con un colmillo de elefante, el bocado de un caballo y un bastón
de mando. La leyenda cuenta que son objetos que regaló un sultán al rey Alfonso
X para pedirle la mano de su hija y que tras rechazar dicha petición entregó
los regalos a la Catedral de Sevilla. Al ser tan extraños y exóticos se decidió
colgarlos todos junto a esta puerta. Otra posible teoría es que cada objeto
presenta una virtud cardinal, así el cocodrilo es la prudencia, el colmillo la
fortaleza, el bocado la templanza y el bastón la justicia. Puede ser que esta
justificación sea la más lógica pero como es habitual nosotros preferimos
dejarnos llevar por el encanto de las historias y leyendas de cada rincón.
Las cadenas de la
Catedral
Cuando
se realiza una ruta por la Catedral de Sevilla se observa que está rodeada de
unas cadenas que fueron colocadas en torno a la segunda mitad del S.XVI. Estas
cadenas representan los límites de la jurisdicción civil, y servían tanto para
controlar a los mercaderes como para acoger a derecho de asilo a aquellos
ciudadanos que lo solicitaran
La Giralda.
La Giralda es la torre campanario de la catedral de Sevilla. Está
construída sobre el antiguo alminar de una mezquita musulmana. Esta
impresionante torre no ha dejado nunca indiferente a nadie que ha visto la
capital hispalense y tal es su encanto y admiración que ha sido objeto de copia
y réplicas en los lugares más insospechados del planeta. Es curioso saber que
en ciudades españolas como Badajoz o Tarragona podamos encontrarnos con
réplicas de la Giralda, pero más curioso es descubrir que en Nueva York
existiera una réplica de esta torre y que en Kansas City no sólo cuentan con su
propia Giralda sino también con una réplica de la sevillana Plaza de los Reyes
que se encuentra a los pies de la torre.
Inscripciones latinas
en la base de la Giralda.
Como bien sabemos las diversas culturas tienden a reutilizar en sus
construcciones materiales de culturas anteriores. El caso de la Giralda de
Sevilla no iba a ser menos y podemos observar en la base de la torre algunas
placas con inscripciones latinas. Estas inscripciones no son más que lápidas de
la antigua necrópolis sevillana reutilizadas como sillares por los musulmanes
para la edificación de su torre alminar.
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