La calle Hombre de Piedra (muy cercana a la Alameda) recibe su nombre
precisamente por la existencia de un torso de hombre empotrado entre los
números 10 y 12 de la calle. Parece que el torso procede de unas Termas romanas
que ocupaban este espacio, pero el hombre de piedra no se ha librado de las
leyendas.
Aquí teneis la que ha llegado a nuestros días:
Cuenta la leyenda que en la actual calle Hombre de Piedra había una
taberna. Un día, al paso del Santísimo Sacramento, en cumplimiento de la ley,
los clientes salieron a la calle y se arrodillaron.
Uno de los clientes, Mateo El Rubio, se negó y se mofó de aquellos
que lo hacían.
En ese momento le cayó un rayo que le dejó petrificado y lo hundió en
el suelo hasta la cintura.
Cada uno que crea lo que quiera. Lo cierto es que esta figura dio
nombre a la calle.
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