Cuenta la leyenda que el Rey
Don Pedro I llamado el Cruel, estaba casado con Doña Blanca de Borbón, con la
cual, desde su boda hasta que fuera enclaustrada, solo consumó dos días.
El monarca se enteró que Doña Blanca mantenía relaciones sexuales con
su hermanastro Don Fadrique, al que mandó a llamar a los Reales Alcázares de
Sevilla para, en un principio hablar con él.
Una vez allí, ambos tuvieron un enfrentamiento. Don Pedro, en un
momento de rabia, de frialdad y crueldad, dió muerte a su hermanastro (teniéndose
connotaciones históricas del despiadado y sangriento asesinato), al que tuvo
que rematar con una daga, ya que agonizante, no terminaba de perecer.
Según cuenta la leyenda, la sangre de Don Fabrique, cayó en el suelo
de mármol que, encontrándose en bruto y sin pulimentar, absorbió toda quedando
manchado el suelo hasta hoy
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