Si nos situamos en el arquillo del Ayuntamiento por el lado de la
Plaza San Francisco, encontraremos plataforma con una cruz que en principio no
tendría que llamar nuestra atención. Pero la cosa es más truculenta cuando
sabemos que el sentido de dicha cruz es conmemorar el último Auto de Fe de la
Inquisición en Sevilla, ya que estos se celebraban en la Plaza San Francisco.
También se le conoce como Cruz de las
«Las siete cabezas», en referencia al número des querubines que se
distribuyen a lo largo de este pétreo «madero» que simula lo arbóreo… desde
1903.
La cruz representa es el último auto de fe celebrado en la plaza de
San Francisco, no en toda la ciudad. Hubo que avanzar hasta prácticamente el
final el siglo XVIII para ver el fin de las ejecuciones.
El último caso de muerte en la hoguera, por ejemplo, se produjo en
1781 y tuvo como paradójica protagonista a una monja a la que se acusó de
intensa herejía, como «demostraron» las 157 páginas de su sentencia
El «Quemadero» se encontraba en el Prado de San Sebastián, lugar al
que llegó la anciana y ciega «Beata Dolores», nunca retractada de defender el
molinosismo, doctrina del místico Miguel de Molinos.
Sevilla, por tanto, tuvo el poco honroso honor de ser el último lugar
de España (y el primero, justo 300 años antes) en desarrollar una ejecución
inquisitorial con fuego.
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